miércoles, 27 de febrero de 2013

Diga 33: Pensamientos en búsqueda y captura (XXVIII)

Diga 33: Pensamientos en búsqueda y captura (XXVIII)

feb 27, 2013
Diga 33: Pensamientos en búsqueda y captura (XXVIII) 
 
 
1.- Confundir la necesaria y sana autocrítica con la estúpida y vengativa puñalada cainita no conduce a la salvación de una parte, sino a la autoinmolación del conjunto.

2.- Cuanto más gritan los enemigos y más sin sentido lo hacen, mejor sé que estoy haciendo mi trabajo y más cerca de mis objetivos.

3.- Siempre me ha resultado verdaderamente patética la actitud desesperada de los equipos que sólo responden dando patadas a aquellos que les superan claramente por juego (…y no ocurre exclusivamente en el fútbol).

4.- Si nos convencen de que el Estado de Bienestar es insostenible, significa que los recortes no son temporales sino irreversibles.

5.- A veces llego a envidiar la seguridad pasmosa de quien combina la ignorancia y la prepotencia en el uso de su poder.

6.- Pongo pasión en lo que defiendo, a veces demasiada y a veces mal entendida. Pero siempre en lo que creo: ni mercenario, ni palanganero.

7.- ‎”Cuando haces lo correcto, nadie se acuerda. Cuando te equivocas, nadie se olvida”. Frase que acabo de leer en Twitter (ignoro su autor original), y que tiene un tanto de exageración, un punto de amargura… ¡y no poco de dolorosa verdad!

8.- Hay una gran diferencia entre mostrar y exhibir la solidaridad. Si no sabes distinguir entre una y otra, haces un uso perverso de un sentimiento hermoso.

9.- Síntoma de envejecimiento progresivo en las salidas nocturnas: el límite de alcohol ya no lo marca tu cabeza ni tu cartera… sino tu estómago.

10.- Por equivocado que esté o por torpe que sea, por muchos errores y horrores que cometa, por más que no fuese con mi voto con el que contase ni antes ni ahora… nunca aceptaría que a un legítimo y democrático representante de mi país lo sustituyeran por un supuestamente eficaz y desde luego dócil subalterno de otros.

11.- Piensan los cínicos que todo sentimiento navideño es demasiado falso, demasiado efímero o demasiado inútil para merecer su respeto. No es verdad: prefiero, sobre todo en unas fechas como esas, una dosis de ingenuidad que de amargura.

12.- No pretendas saberlo todo de todos, pero procura aprender lo suficiente para no pasar por tonto, por ignorante o, lo que es peor, por un fantoche que sienta cátedra sin tener ni idea.
 
13.- Presumir de tus aciertos puede ser estúpida vanidad. Presumir de tus errores es una estúpida… estupidez.

14.- Supongo que nunca llegas a saber de verdad con quién puedes contar hasta que de verdad tienes que contar con ellas. Al igual que jamás llegas a valorar del todo lo que tienes hasta que lo puedes perder del todo. Bueno… supongo hay cosas que no tengo prisa por saber ni ansia de conocer su valor por completo.

15.- A veces, sólo a veces, la intención no es lo que cuenta… importa más el resultado. Y es que a veces, sólo a veces, se hacen cosas hermosas, aunque sea por el motivo equivocado.

16.- Hay cosas (no todas) que tardas lo mismo en hacerlas bien que hacerlas mal. Y hacerlas a desgana sólo te lleva a tener que hacerlas dos veces.

17.- Dios invento los tickets-regalo para arreglar el mal ojo en las tallas o el mal gusto en las formas y colores de Sus Majestades los Reyes Magos sin tener que poner cara de póker al abrir los paquetes.

18.- Hay gente que sabe mucho… pero al creer que lo sabe todo resulta que en realidad no sabe nada.

19.- Ir al dentista por una pequeña molestia es como ir al mecánico por un pequeño ruidito… ¡el dolor y la factura te demostrarán que no era tan pequeña, y te quedarás con la boca abierta sin poder llevar la contraria.

20.- Reconocer el mérito ajeno en una idea o acción que podrían pasar como propias no es un acto de generosidad, sino de justicia… y honestidad.

21.- ¡Qué difícil es creer en una oferta de diálogo por parte de quien cuando le tiendes la mano siempre te contesta con una coz!

22.- Cuando la prioridad es justificar algo antes que aclararlo, la finalidad no es arreglarlo sino salir indemne.

23.- Hay gente tan empeñada en demostrar y denunciar que las cosas no funcionan, que dedican todo su esfuerzo (y, a veces, lo consiguen) a que de verdad no funcionen.

24.- A veces hay que seguir avanzando, incluso sin estar del todo seguro de escoger bien en el cruce de caminos…. y es que no te puedes permitir el lujo de quedarte sentado, paralizado por la indecisión.

25.- Hay quien se pasa la vida quejándose TANTO de que se hace POCO, que deciden no hacer NADA.

26.- Todo lo que hacen “los míos” no es bueno. Todo lo que hacen “los tuyos” no es malo. Hasta que no seas consciente de esta elemental perogrullada, los prejuicios dominarán tu razón y tu criterio, porque no te darás cuenta de que ni “los míos” son tan míos, no los “tuyos” tan ajenos.

27.- ¡Qué importante es saber distinguir -en la Política como en la Vida- la oportunidad y el oportunismo!

28.- “Es tan fuerte la corriente en contra que, por mucho que nado, no consigo avanzar” -se quejaba amargamente. “Tienes razón -le contestó una voz cansada pero serena- y sin embargo deberías pensar no sólo en que no estás donde te gustaría y te mereces, sino también dónde estarías ya si hubieras dejado de nadar”.

29.- Un Debate no es un Combate. Y un Parlamento no es un club de fans, ni mucho menos una grada de hooligans… (o no debería serlo).

30.- Cuando la demagogia se suma a la ignorancia el resultado no sólo es injusto, sino verdaderamente repugnante.

31.- ¿Debes tomarte la molestia en contestar a quien en el fondo no busca una explicación sino una excusa, no quiere una solución sino un culpable? Pues, por duro que parezca… ¡sí!

32.- La razón no se compra… pero los motivos pueden “alquilarse” por un módico precio.

33.- Hay una gran diferencia entre equivocarse y mentir. No sólo por la intención o no de engañar, sino porque en lo primero cabe rectificar y en lo segundo, sólo irse.


 
José Alberto Díaz-Estébanez León
Periodista
 
 http://www.josealbertodiazestebanez.com/

domingo, 24 de febrero de 2013

MÚSICA PARA LEER


 

A veces necesitamos relajarnos para leer y que muejor qu ebuena música aqui tienen una opción.

martes, 19 de febrero de 2013

SEGUIMOS CON ALGUNAS MANÍAS DE ESCRITORES

Hay muchos escritores que tienen toda clase de manías y servidumbres para inspirarse. Hace unos días os hablé de algunas de ellas en ¿Qué manías tienen los escritores?, pero nos dejamos muchas en el tintero. A continuación tenéis unas cuantas más para completar la colección.
Por ejemplo, en cuanto a vestimenta:
El conde Buffón sólo podía escribir vestido de etiqueta, con puños y chorreras de encaje y espada al cinto.

Alejandro Dumas, para escribir, vestía una especie de sotana roja, de amplias mangas, y sandalias.

John Milton escribía envuelto en una vieja capa de lana.


Pierre Loti vestí trajes orientales, en un despacho decorado a la turca.

Balzac se acostaba a las 6 de la tarde, siendo despertado por una criada justo a medianoche. Entonces se vestía con ropas de monje (una túnica blanca de cachemira) y se ponía a escribir ininterrumpidamente de 12 a 18 horas seguidas, siempre a mano su cafetera de porcelana. Durante todo ese tiempo, no dejaba de consumir taza tras taza. A ese ritmo diario, Balzac consiguió terminar más de 100 novelas y narraciones cortas.
Si dejamos la vestimenta y nos fijamos en la locomoción peripatética, entonces hay autores que, para escribir, no podían estar quietos, como Chateaubriand, que dictaba a su secretario con los pies descalzos por su habitación.

Victor Hugo meditaba sus frases o versos en voz alta paseando por la habitación hasta que los veía completos; entonces se sentaba corriendo a escribirlos, antes de olvidarlos.
El ya mencionado Victor Hugo, por su parte, no demasiado confiado en su propia voluntad, tenía por costumbre entregar sus ropas a su criado, con la orden de que no se las devolviese hasta que transcurriese un plazo predeterminado, aunque él se las pidiese encarecidamente. De esta forma, se obligaba a escribir sin posibilidad alguna de evadirse.
Jean-Jaques Rousseau prefería trabajar en pleno campo y, a ser posible, al sol. Si el ruido ambiente le molestaba, se taponaba los oídos con tapones de guata.

Montaigne escribía encerrado en una torre abandonada.

Schiller sólo podía escribir si tenía los pies metidos en un barreño de agua helada.

Flaubert era incapaz de escribir si antes haberse fumado una pipa.

Lord Byron se inspiraba con el olor de las trufas, así que siempre llevaba algunas en los bolsillos.

 Sergio Parra
Escritor

 http://www.papelenblanco.com/metacritica/que-manias-tienen-los-escritores

domingo, 10 de febrero de 2013

EL PLACER DE LEER : LAS 30 MEJORES HISTROIAS QUE HE LEÍDO




 

El placer de leer: las 30 mejores historias que he leído

Esta tarde, mientras los alisios iban y venían por entre las ventanas del salón, he estado dando vueltas al entramado de mis libros, reiniciando por enésima vez la tarea inacabada de acomodarlos,...poesías, aquí; ensayos, en las baldas de abajo; temas de filosofía, educación, teología, en la estantería del pasillo;...Al final me he tropezado con mi sección de narrativa: novelas, cuentos,…y sin querer se me ha ido el tiempo, hojeando unos cuantos, encontrando libros que he dejado por la mitad, libros que he releído en diferentes etapas de mi vida, libros que esperan ser leídos, ….quizás en el verano, o el próximo fin de semana, …Viéndolos a todos en filita, y por orden de tamaño, me he preguntado: ¿cuáles son las mejores historias que he leído?, ¿qué libros de ficción han marcado mi vida?

La respuesta no es fácil. Soy un lector desaforado e impenitente, no todos los libros me impactan por igual. Dentro del universo de historias leídas, sólo unas cuantas me siguen resonando después de concluir la última página. Se trata de personajes, de paisajes, de tramas y estilos de escribir, con los cuales sigo dialogando. Ellos han configurando mi sensibilidad estética, forman parte de mi imaginario, es decir, del reservorio de imágenes e ideas que sirven de aprovisionamiento a mi espíritu, quizás porque en su momento me mostraron algún aspecto insospechado del misterio de la existencia humana.

Entramos aquí a un terreno muy personal, justo por eso es difícil recomendar a otro un libro. No a todos nos gustan los mismos temas, ni el mismo estilo literario, o determinados problemas humanos. Reconozco, además, que en mi escogencia de los libros me guío más por mi instinto de lector que por las modas o el volumen de ventas que pueda gozar una obra. De hecho, soy muy suspicaz frente a aquellos libros y autores que se convierten en superventas, tal vez porque sospecho que su fama responde más a las astucias del marketing, que a la calidad literaria de la obra en sí.

Lo que sucede es que con los años y las prisas me he vuelto un lector exigente. Soy de los que lee por el placer mismo de leer, me da igual que a través de la lectura me vaya haciendo o no un hombre más culto. Lo que verdaderamente disfruto es el acto mismo de leer, de participar en el tejido de una buena historia, de penetrar en la psicología de unos personajes bien dibujados, con sus emociones, sus manías, sus vicios, sus luchas, sus victorias y sus fracasos.

Hace años leyendo un ensayo de Jean Paul Sartre, entendí que la buena literatura es ante todo revelación, un desvelamiento del misterio de lo humano, un medio para conocer dimensiones de la existencia que escapan del discurso científico o filosófico, por lo que la lectura debe humanizar nuestro corazón, sensibilizarlo frente a los grandes problemas, las grandes cuestiones que se debaten en la conciencia, y en el corazón de las personas: el amor, el odio, la fe, el dolor, la esperanza, etc.

Bueno, después de este preámbulo, aquí les presento este pequeño inventario de mis obras de ficción preferidas. En principio sólo pensaba poner 10, luego la lista fue creciendo hasta llegar a 30, y aunque he dejado algunas por el camino, me parece una muestra suficiente de los libros que he tenido el placer de leer. Tómese en cuenta que no están puestos en orden de importancia, sino tal y como fueron surgiendo en mi memoria.


1. “Don Quijote de la Mancha” – Miguel de Cervantes (España).

2. “Los hermanos Karamazov” – Fiodor Dostoievski (Rusia).

3. “Crimen y castigo” – Fiodor Dostoievski (Rusia).

4. “El retrato de un artista adolescente” – James Joyce (Irlanda).

5. “Un mundo para Julius” - Alfredo Bryce Echenique (Perú).

6. “Jubiaba” – Jorge Amado (Brasil).

7. “Luz de Agosto” – William Faulkner (USA).

8. “La insoportable levedad del ser” – Milan Kundera (Checoslovaquia).

9. “El hijo del hombre” – Augusto Roa Basto (Paraguay).

10. “El astillero” – Juan Carlos Onetti (Uruguay).

11. “Doña Bárbara” – Rómulo Gallegos (Venezuela).

12. “Ifigenia” – Teresa de la Parra (Venezuela).

13. “Cuando quiero llorar no lloro” – Miguel Otero Silva (Venezuela).

14. “D” – José Balza (Venezuela).

15. “Kafka en la orilla” – Haruki Murakami (Japón).

16. “En el camino” – Jack Kerouac (USA).

17. “Manhattan Transfer” – John Dos Pasos (USA).

18. “La buena tierra” – Pearl Buck (USA).

19. “La colmena” – Camilo José Cela (España).

20. “Una historia de amor y oscuridad” – Amos Oz (Israel).

21. “La piel” – Curzio Malaparte (Italia).

22. “Los pasos perdidos” – Alejo Carpentier (Cuba).

23. “La señora Dalloway” – Virginia Wolf (Reina Unido).

24. “Cien años de Soledad” – Gabriel García Márquez (Colombia).

25. “Niebla” – Miguel de Unamuno (España).

26. “Puck” – Rudyard Kipling (Reino Unido).

27. “El extraño caso del Dr. Yekyll y Mr. Hyde” – R. L. Stevenson (Reino Unido).

28. “El Aleph” – Jorge Luis Borges (Argentina).

29. “Odisea” – Homero (Grecia).

30. “Pedro Páramo” – Juan Rulfo (México).



Marcelo Martín