Por: Escrito por Veronica Juárez
Querido
lector, lectora, ruego no se confunda ya que esta entrega del glosario
bibliotecológico nada tiene que ver con libros de autoayuda sobre desórdenes
alimenticios o con la grandeza de la lectura, y aunque sí tiene que ver con
lectura, no tiene que ver con lectura en el sentido que generalmente se maneja
en este blog, es decir, sí, pero no, pero sí.
En
fin, para evitar más desvaríos y digresiones les explico, este post tiene que
ver con el bonito y apasionante arte de la tipografía y al hablar de la letra,
por ende, debiera tener mucho que ver con nuestro quehacer bibliotecario, digo,
al menos para tener tema de conversación, ¡je!
Comencemos:
Resulta
pues que en la vieja tradición tipográfica –mucho antes del siglo XX y de la
llegada de las computadoras con sus trucos para utilizar distintas fuentes e
incluso cambiar los tamaños de las mismas–, cada uno e estos tamaños recibía un
nombre relacionado con el uso que se les daba en diferentes texto, por ejemplo,
el tamaño óptimo para un diario, tenía un nombre específico que era muy
distinto del utilizado para un folletín. Así, durante siglos los tipógrafos
hablaban de nomparela, miñona, filosofía, breviaro, atanasia, burguesa,
misal y un amplio y poético etcétera. sí desea leer mas: http://uvejota.com/articles/2939/glosario-bibliotecologico-lectura-gorda-y-lectura-chica/#comment-7732
Fuente UVEJOTA
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